Árbitros de día, dealers de noche
- Chas McCholas

- 15 oct 2020
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 2 sept
Árbitro listo. Porteros listos. Balón en el círculo central listo para rodar. ¿Por qué no empieza el partido? La ausencia de Gentlenrik no pasó desapercibida. Entró tarde al campo con una parsimonia encomiable. El partido ya empezaba tarde. De menos tiempo gozaría El Tibias para enseñar a los jugadores rivales a recomponer sus piezas. Esa inquietud no perduraría por mucho tiempo. A los 2 minutos ya había extirpado una rodilla, con sutileza. Sin falta y con profesionalidad. No decepcionó, y la grada se lo hizo saber bajo el ilustre cántico “You’ll never walk again”. ¡Bravo! ¡Estaba disfrutando como un niño!
El entrenador O’Decor estaba contento con los suyos a pesar de encajar rápidamente un gol. Hizo debutar a un par de canteranos que mostraron destellos de talento bruto. Siempre me alegra ver a estos chicos con oportunidades, aunque sean remotas. En un abrir y cerrar de ojos, dos tiros al palo que rebotaron en la defensa, subieron al marcador. Con un 3-0 en contra, las cosas se complicaban. Uno de los chavalines recortó distancias con un gol de pícaro.
En la segunda mitad, la actuación de los Garch’ fue empeorando. El equipo estaba recibiendo toda una tempestad de goles. El Tibias volvió a dar un par de palos, ¡esta vez legales! Salió de su zona de confort. Una de las jugadas empieza con una buena combinación de Cholas, que recibe en el medio y lanza un pase en profundidad a un temido Tibias que iba lanzado contra la portería, y a sorpresa de algunos, chuta al palo y rebota en la espalda del portero. El balón entra y sale. Hasta un perro tuerto te dirá que eso es gol. Parece ser que al árbitro le apetecía pitar otra cosa. Ante la queja de los Garchoides, éste empieza a recrear innecesariamente la trayectoria del balón sobre la línea de gol. Por lo que sea, le estaba fallando la medicación. Parecía todo un experto en lo que se trataba de líneas y rayas. Me recordaba al carismático Robbie Fowler en aquella famosa celebración.
Sigamos. El partido estaba finalizando con un resultado tristemente histórico. La cara del entrenador era para enmarcar, bajo el grito: ¿¡Y cómo me metí a entrenar a estos cabras!?
El partido finaliza 1-9. Un ridículo espantoso. Me gustaría compartir un humilde sentir. Para empezar, ¿cómo es que el equipo ha tenido que recurrir a los kids sub-23? ¿Dónde estaba la vieja guardia?
Al igual que este cronista, el equipo se marcha seriamente tocado al parón de selecciones. Tendrán tiempo para reflexionar. La acumulación de bajas empieza a preocupar a la directiva y parece ser que tomarán medidas para evitar esto en un futuro.







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