Si tuviera un deseo, ¿qué pediría?
- Chas McCholas

- 1 sept
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 10 sept

Garchoides F.C. encara una nueva temporada con la misma ilusión de siempre, aunque la memoria del descenso del año pasado todavía pica en el ánimo de los aficionados. Hace dos temporadas ascendieron a primera y quedaron segundos; hoy, antes de que suene el primer silbato oficial, la gran pregunta que flota en el aire del vestuario es: "¿Qué queremos ser?"
La pretemporada ha ofrecido destellos prometedores y alguna que otra escena digna de epopeya. T-Dex se ha mostrado tan sólido como un roble de las Highlands, y sus piernas veloces parecen más que suficientes para compensar esos bracitos cortos que tanto nos hacen sonreír, sobre todo cuando lanza esos pases imposibles como si tuviera magia ancestral en los pies. Letamina Voladora ha dominado el centro del campo con la precisión de un arquero élfico, equilibrando impulsos primitivos con destellos de pichichi en ciernes; ha habido entrenamientos donde parecía levitar sobre el césped. Jobo el Bisagras ha dejado claro que la banda derecha es suya: cualquiera que ose acercarse se encontrará con su férrea peste y un pequeño vendaval de centros poco precisos.
LeCuenc, tras superar lesiones pasadas, luce tan imponente como un portero de prostíbulo, listo para proteger a sus estimados compañeros y repartir algún que otro codazo amistoso. Tibias, en la defensa, ha mostrado que cada entrada es tan certera como un martillazo, recordando a todos que intentar superarle es jugarse su propia integridad. Hermanochón el Roturas, por su parte, sigue haciendo honor a su nombre: su potencia es comparable a la de una locomotora aunque debería acordarse de los frenos de vez en cuando.
A pesar de estas esperanzadoras noticias, hay preguntas sin respuesta que quitan el sueño: ¿Felcha repartirá juego con la misma magia que Isco desde el mediocampo, o se perderá entre sus propios conjuros? ¿Seguirá Paquito fiel a su estilo, fumando tantos pitis como goles marque, y causando caos con cada regate improvisado?
Si este periodista escocés pudiera pedir un deseo, sería desentenderse de este grupo de cabras antes de que le pase factura a su estado físico y mental. Pero si tuviera otro deseo, sería que estos chavales encuentren su ritmo, pasión y magia en cada partido, y que cada silbato inicial traiga consigo la promesa de victorias épicas, entradas memorables y algún que otro gol que desafíe la lógica.
Más allá de goles y resultados, lo que todos queremos ver es a Garchoides en su versión más dominante y audaz, haciendo que esta temporada sea inolvidable desde el primer pase hasta la última entrada agresiva… y que, por una vez, el periodista pueda sentarse tranquilo y disfrutar del espectáculo sin acabar con agujetas en el corazón.








Comentarios