De las botas a las chanclas: vacaciones en fuera de juego
- Chas McCholas

- 1 sept
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 10 sept
Vacaciones: el campeonato favorito de Garchoides.
Momento para airear las botas, dar un respiro al aficionado y apartar el mal futbol durante unas cortas semanas. Mientras el mundo seguía su curso, los chavales del Garchoides aprovecharon el verano para desconectar… y, como siempre, liarla a su manera.

LeCuenc, conocido como el Gran Danés y también como el Coloso Escandinavo, decidió irse a Islandia para disfrutar del clima que, para él, es lo más tropical que puede soportar. Allí, entre géiseres y paisajes que parecen de otro planeta, se le vio echando unos chutes al balón como si los glaciares fueran porterías gigantes. No todo fue gloria: un tirón en el 'hamstring' le obligó a abrazar el Fisiocrem como si fuera un cálido amigo islandés, pero no sin antes dejar una estela de anécdotas y algún que otro susto entre los locales.
Mientras tanto, Letamina Voladora vivió unas vacaciones bastante peculiares en Sudáfrica. Su familia lo abandonó las dos semanas, dejándolo completamente a su aire… hasta que una familia de suricatas decidió adoptarlo y cuidarlo durante su estancia. Se le vio compartiendo pequeños bocados de bayas silvestres, aprendiendo estrategias de defensa y ataque de estos diminutos supervivientes de la sabana, y perfeccionando su 'dribbling' a los depredadores más salvajes. Es un milagro que haya vuelto de una pieza.

Tibias, siempre un espíritu libre, emprendió viaje a Suiza… a pie. Lo que prometía ser una travesía alpina de ensueño se convirtió en epopeya, y terminó peligrosamente cerca de la Patagonia por un pequeño error de cálculo geográfico. Se rumorea que en el camino se cruzó con algún puma y practicó entradas durísimas contra piedras y arbustos, como si fueran rivales de pretemporada.
Pese a las distancias y los incidentes, consiguieron lo que todo jugador necesita: desconectar de los gritos de dolor de los rivales tras su duro juego y recargar energías para lo que se avecina. Entre tirones musculares, encontrar modos de supervivencia, rutas imposibles y chutes sobre glaciares, los héroes del Garchoides han regresado con las pilas cargadas, las historias listas para ser contadas… y la certeza de que la próxima temporada será, como siempre, épica y un poquito caótica.








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