¿Quién es el patrón de Garchoides?
- Chas McCholas

- 31 jul
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 9 sept
La Tabaca Rolda, entre el humo del puro y las cenizas del club.
En los pasillos del Garchoides Ultimate Stadium, lo que debería ser un templo del fútbol se ha convertido en un monumento al abandono: goteras en los vestuarios, focos que parpadean como la vida del expresidente Biden y butacas que se caen a pedazos. El estadio habla por sí solo, y lo que dice no deja en buen lugar a su dueño, La Tabaca Rolda. Empresario de otra época y vividor de ésta, el dueño de Garchoides FC ya ni se acerca por los aledaños del estadio.
Para los que no lo conozcan, es un hombre entrado en años, de verbo fácil, mecha corta y sonrisa campechana, todavía mantiene cierto encanto entre los aficionados de grada baja, que lo ven como “uno de los nuestros”, especialmente cuando se encience el puro con su calibre 38. Sin embargo, basta rascar un poco para ver el retrato completo: un club sin inversión, con las cuentas teñidas de rojo, el palco controlado por su entorno más oscuro y unos jugadores que cobran tarde —cuando cobran— mientras los árbitros reciben llamadas incómodas antes de los partidos. La gestión de La Tabaca no es un plan, sino una sucesión de improvisaciones para salir del paso.
El último mercado de fichajes ha sido la confirmación del esperpento: se marchan un portero, un central y un mediocentro clave, y su reemplazo único es un delantero inexperto de la cantera, presentado entre aplausos forzados y caras de resignación en la grada. No me malinterpreten, el muchacho tiene un gran potencial para manterner la ilusión, pero ese no es el quid de la cuestión. El mercado aún no ha terminado, pero los augurios no son buenos: si ese fuera el único refuerzo, el rendimiento deportivo del equipo podría dejar a La Tabaca Rolda en la rampa de salida, obligado a dar un paso al lado. No es el hombre en la sombra, sino la propia sombra del Garchoides.
Mientras los acreedores llaman a la puerta y las gradas se vacían poco a poco, la gran pregunta flota en el ambiente: ¿Hay alguien al timón de este barco a la deriva? Porque La Tabaca Rolda, patrón ausente, parece más decidido a prolongar su reinado vacío que a salvar a un Garchoides que se hunde.








Faltan más periodistas serios que se enfrenten a las élites corruptas como McCholas! Gran análisis de la triste gestión del club chudo